Tessa había estado viviendo sola desde hace un tiempo. E incluso cuando vivía con su hermano ella había aprendido a cocinar. No porque su hermano no lo hiciera. Simplemente era porque a ella le gustaba hacerlo.
Una mujer de gesto pálido y mirada oscura la saludo cordialmente cuando la vio en la planta baja —Señora Anderson, ¿se le ofrece algo?
¿Señora Anderson?
« Oh claro. » recordó « soy la futura esposa de Julian. »
Vaya farsa.
—He venido a preparar una sopa.
—¿Preparar?— la mujer pareció desconcertada —¿desea que le haga una sopa?
Ella negó —no. no. La hare yo misma.
La mujer entendió y no se opuso a sus órdenes, incluso se ofreció a ayudarla por si necesitaba algo como una asistente de cocina, pero Tessa volvió a negar. Asi que la mujer pronto se despidió y le dejo la cocina para que ella pudiera trabajar. Si se le hizo una petición rara, o descabellada, ella jamás lo demostró.
Estando ya sola, Tessa se puso manos a la obra. Y asi lo hizo, además mando a un trabajador a comprar la