CAPÍTULO 03

CAPÍTULO 03

7 rings de Ariana Grande suena en el fondo, Chaina toma mi mano para ir hacia la barra y pedir algo de beber. Hay muchas personas top en este lugar. Puedo ver a mujer llenas de prendas costosas y me rio porque aunque quieran parecer damas golden jamás lo van a logran con ese mal gusto que tienen.

Coloco mi boca en el borde de la copa y bebo un poco del líquido dulce, abanico mi rostro con la palma de mi mano para así apartar el aire caliente que me hace sudar de mas. Hace demasiada calor en este lugar. Mi hermana gemela y Maya empiezan a bailar sensualmente en la pista cuando escuchan una canción de moda. Sandara es tan diferente a mí y a veces pienso que ella es lo que yo no puedo ser.

Normal y libre de esta enfermedad.

No puedo creer que Miguel y Akim hayan aceptando enviarme a un psiquiátrico en Suiza cuando ellos son los únicos culpables de mi comportamiento sociópata. Tomo un sorbo de la bebida que penetra mi cuerpo una vez más. Chaina es la hija menor de uno de los médicos más importantes en España. La conocí hace un año cuando en medio de la noche se me dio por escapar de casa para ir a correr con mi coche a una carrera ilegal. En el camino me topé con un tipejo asqueroso que golpeaba a su novia con tanto salvajismo que en cualquier momento la podía terminar matando.

Apreté tan fuerte el volante y titubeé por un momento antes de intervenir, ella estaba medio inconsciente, así que aproveché para golpearlo hasta que me cansé. La tomé a ella y la llevé al primer hospital de camino. Me quedé con ella toda la noche y sentí tanto pesar por su llanto de dolor. A la mañana siguiente la acompañé a la policía a establecer una denuncia formal y desde entonces ella y yo somos amigas.

—¿Por qué me mira así?—replica Chaina cuando no dejo de observarla.

—Esto recordando el día que te conocí ¿Sabes? Que bueno que ese gilipollas sigue en la cárcel, porque sino ya lo hubiese matado yo…—su rostro se palidece porque sabe que soy capaz de hacerlo.

—¡Te agradezco por todo lo que haz hecho por mí! Por eso siempre estaré contigo, porque nadie me salvó cuando tú si lo hiciste y sin conocerme… —me abalanzo para abrazarla cuando empieza a llorar. Ha pasado por meses difíciles donde las pesadillas y la ansiedad siguen allí con ella.

—¡Venga! Hemos venido a divertirnos, no hablar de coñazos que no sirven para nada, nos tenemos a nosotras y con eso es suficiente.—caminamos hasta donde está mi hermana y nos unimos a ellas para bailar. Los tragos van y vienen uno tras de otro. El alcohol está haciendo estragos en mi cuerpo, tanto que ya no puedo mantenerme de pie.

Corro hasta un sofá y me tiro en este, un camarero me trae una copa de vodka que yo no he pedido y abro los ojos cuando me señala a un tipejo que alza su vaso para luego pasar la lengua de forma obscena sobre el borde del cristal.

Levanto la bebida pero no la tomo, veo en el fondo una pastilla blanca disolviéndose y ruedo los ojos. Papá siempre me enseñó a cuidarme de este tipo de imbéciles. Hago el amague de que bebo un poco, le sonrió y decido levantarme para ir hasta él. Sus amigos se le quedan viendo como si festejarán que caí en su maldito juego.

—Hola chiquita… —respiro porque lo quiero matar—¿Quieres sentarte con nosotros? Entre los cinco la podemos pasar tan bien…—pasa su asquerosa mano por mi brazo y vuelven a reírse. Me lleno de repulsión.

Asiento, ellos se abren paso en su sofá para que me una a ellos, doy un paso pero termino deteniéndome. Miguel me va a matar—¿No quieres ir a mi habitación primero conmigo? Estoy tan húmeda y dispuesta.—hablo con voz sensual y caliente.

El tipejo se le abren los ojos como si fuese a ganar la lotería, sus acompañantes aplauden emocionados y yo por dentro solo sé que ninguno sabe con quién se han metido. Mis tacones suenan en el suelo con fuerza. Muevo mis caderas de lado a lado mientras que mi diminuto vestido se va alzando cada vez más. Aprieto los párpados al sentir una nalgada en mi trasero por parte del idiota detrás de mí.

Abro la puerta de mi habitación y este pendejo se me tira encima para besarme. Ruedo los ojos para acto seguido tomar el jarrón de flores que está sobre una pequeña mesa en medio de la antesala y partirlo sobre su frente. El sujeto se agarra la cabeza y aprovecho para darle una patada que lo deja tirado sobre la silla del comedor.

Su cabeza se mueve de un lado hacia otro porque no puede mantener el equilibrio. Son casi las nueve de la noche y debo hacer esto rápido antes de que alguien de seguridad venga por el ruido que estoy haciendo.

—¿Quieres morir?—intenta levantarse, pero coloco mi pie sobre su miembro bloqueando todos sus movimientos.

—Algún día tenía que llegar tu hora ¿No?—cuestiono sacando una pequeña navaja que cubría con mis medias veladas—¿Te gusta violar jovencitas, verdad?—coloco la hoja fina sobre su cuello—A partir de ahora dejarás de hacer lo que hacías, porque sino, te encontraré y te mataré…—grito cuando alguien me pega en mi nuca. Todo se vuelve borroso de un instante a otro. Uno de los amigos de este maldito desgraciado ha llegado hasta aquí para ayudarle.

Me arrastro por la alfombra para tomar mi arma, pero el moreno que traje hasta aquí con engaños estruja mi mano con su pie. Grito con fuerza.

Le observo agacharse en cuclillas, me mira con lujuria y algo de sadismo. Logra estremecerme por un instante. Su dedo índice se desliza por mis mejillas y bajo la cabeza para idear un plan de escape.

—Eres una puta, pero no sabes lo que gozaré meterme en ese coño estrecho que has de tener…—agarro rápidamente una de las patas del banco que estaba a unos cuántos pasos de mí y se lo tiro con brusquedad sobre el pecho. La madera sale dispersa por toda la habitación. El amigo de este sádico intenta golpearme, pero lo bloqueo dándole un fuerte puñetazo en la parte sensible de su cuello. Corro hasta mi habitación y saco un par de sostenes para amarrarles las manos antes de acusarlos a ambos de intento de violación con la administración del barco.

Dara Smirnov 1, hombres idiotas 0.

Maya me jala de las caderas apenas me ve, hasta aquí puedo percibir el olor a alcohol que desprende de su cuerpo. Mi hermana gemela esta bailando con un chico moreno que a leguas se le nota que es un perdedor, mientras que Chaina baila como loca en la pista de baile.

Le doy un beso en la mejilla a mi mejor amiga para que deje de preocuparse tanto por mí. Sus ojos color avellana se abren y recibo un pellizco por parte de ella en mi estómago.

—Te vi irte con ese tío ¿Qué le hiciste?—me encorvo un poco.—¡Venga Dara! ¡¿No me digas que le hiciste daño?! ¡Dios! ¡Dios! Tu abuelo me va a matar…—se bebe la copa de vino blanco que sostenía en una de sus manos.

Ruedo los ojos—¿Por qué no puedo ser yo la victima?—suelta a reír y me cruzo de brazos. El barman me da un vaso de whisky que tomo de un solo trago. El líquido amargo y fuerte cuece mi garganta. Me sostengo de la barra cuando mi cuerpo recibe de mala manera su sabor.

—Es imposible, eres una mujer que no se deja ¿Recuerdas como salvaste a Maya?—asiento—Fuiste la chica que puso en su sitio a su ex de manera épica y eres la heroína de tus amigas…—se oye tan linda diciendo eso que no lo soporto y la abrazo con fuerza. Maya es tan pequeña y frágil que dan ganas de secuestrarla… ¡Basta! Estoy pensando como mi abuelo.

Paso mis manos por mi rostro, Sandara y Chaina se acercan a nosotras completamente sudadas. Se ven asquerosas.

—¿Ya es hora?—me rio al ver mi muñeca para mirar que hora es  y no tengo reloj. ¿Qué tenía ese maldito whisky?

—¿Hora para qué?—me quito los tacones para subirme a la barra de bebidas. Mi hermana me pide que me baje pero no le hago caso—¡¡Llegó la hora de quitarse la ropa!!—meto las manos sobre los pliegues de mi vestido, pero Maya me jala del pie y caigo de culo sobre el piso.

¡¡MALDITA SEA ME DOLIÓ!!

—Creo que es mejor irnos a dormir ya… —inquiere Sandara y niego recordando a que hemos venido a este lugar. Liam debe pagarme por hacerme perder dos años de mi vida. Fui un juguete para él y yo jamás me quedo con algo que no es mío.

—Hoy voy a follar cueste lo que cueste… —suelto sin mirar a un punto fijo—Yo no me retracto de mis cosas ¿Cómo era la cosa? Escojo el primer que entre por esa puerta ¿No?—mi gemela intenta detenerme, pero ya es tarde para eso; ya he tomado mi propia decisión.

Chaina y Maya me toman de las manos, a partir de este punto mi vida va a cambiar para siempre. Todas nos miramos esperando con ansias el dichoso semental que me desvirgara y todas abrimos los ojos cuando vemos al rubio de ojos claros con el que me topé hoy en la tarde en la cubierta del crucero.

—¡Maldición!—mascullo entre dientes.

—¡Qué hombre, por Dios!—emboza entusiasmada Maya con una gigantesca sonrisa  de oreja a oreja. Bajo la cabeza y me tapo el rostro rogándole a Dios que no me haya visto este engendro de satanás. Chaina me zarandea mientras da algunos brinquitos sobre su puesto.

Parpadeo cuando por azares del destino su mirada azulada y la mía de cruzan por un segundo. Le veo sonreír con arrogancia y me giro para perderlo de vista. Estoy muerta, estoy segura de eso.

—¡No quiero hacerlo!—respondo entre dientes—Ese tipo es un bocaza engreído de lo peor. Además puede ser mi papá…—pego el pico de la cerveza que se estaba tomando mi hermana en mi boca y la bebo toda de un solo sorbo.

Maya toca mi hombro—Te está mirando…—aprieto mis piernas, mi corazón se quiere salir de mi pecho—¡Dios! ¡Dios viene para acá!—¿Qué? ¡¿Cómo?! ¡¡No!! Las chicas me dejan sola y dejo la botella sobre la mesa y arreglo mi cabello por un micro segundo hasta que el imbécil aparece en mi campo de visión.

Apoya el codo en la barra, típico método para coquetear de la prehistoria. Pongo los ojos en blanco.

—¿Me llamabas?—lo miro de soslayo—No escuché tu nombre…

—No te lo he dicho…—suelta a reír.

—¿Te puedo hacer compañía?—bajo los hombros.

—Ya estás aquí, ya qué…—mueve los dedos para llamar al barman. Pide dos bebidas.

Me rueda el vaso por la barra de madera—Es mi trago favorito en todo mundo y solo lo comparto con mujeres hermosas como tú—muerdo mi mejilla interna para no responderle—, tiene mezcla, menta, jugo de lima y cerezas.—me anima a tomarlo, lo huelo un poco y prosigo a darle un pequeño sorbo. Alzo las cejas cuando mi lengua degusta esta exquisitez.—¿Te gusta?—asiento.—Ahora que somos amigos de bebidas ¿Podrías decirme tu nombre?

Me cruzo de piernas.—Smirnov, Dara Smirnov…—le extiendo mi mano que toma de inmediato. Su piel es suave. Mi cuerpo se estremece por la conexión de nuestras fibras.

Abre y cierra los ojos, muerde su labio inferior—Es un placer conocerte, pequeña… ¿Dónde están tus amigas?

Niego—Se han marchado.

—¿Te gustaría que te mostrara algo? Te prometo que te gustará…

Me levanto de la silla—Vamos entonces…—he tomado la decisión de dejar de ser virgen y eso es lo que haré.

El hombre misterioso toma mi mano cuando mis piernas me juegan una mala pasada, el rubio es mil veces más alto y más grande que yo. Tiene un trasero redondo y ni hablar de sus brazos y espalda.

Abro los ojos cuando de un instante a otro me estrella contra la pared del pasillo, separa mis piernas con las suyas, agarra con salvajismo mis manos para posarlas por encima de mi cabeza. Su lengua saborea mi cuello y aprieto los ojos al sentir sus dulces y calientes labios sobre los míos. Él sabe lo que quiere y lo toma cuando desea…

—¿Puedo hacerte mía esta noche y arrepentirme mañana?

Asiento, porque a la final para eso permití que me trajera hasta aquí, en conclusión, en unos minutos dejo de ser virgen… Estoy ansiosa por saber como se siente mi primera vez…

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