Regresé a mi mesa, pero mientras me sentaba se acercó Mario y se colocó frente a mi mesa.
—¿Sabes dónde se encuentra Nancy ahora?—¿Por qué debería importarme dónde…? —me interrumpió.—Está en el despacho el señor Eduardo, ¿y sabes por qué? —tuve que respirar hondo para contenerme y escucharle porque no había manera de que escapara de lo que fuera que tuviera que decirme.—No, no lo sé.—Pues allí va, Luís estaba molesto por no se sabe qué y la ha despedido, ya no quiere que trabaje para él.—¿Cómo? —pregunté sorprendida.—Así como lo oyes. ¿No te parece que es una putada? Casi todos aquí sabemos que están liados. ¿No tendrás algo que ver