¡BAM!
Jasper agarró una botella y la estrelló contra la cabeza de William, provocando un chorro de sangre.
— ¿Acaso soy igual que Alana? ¡Ella es mujer, yo soy hombre! —exclamó Jasper con arrogancia.
William, sujetándose la frente ensangrentada, lo miró con profunda decepción y sentenció:
— Yo, William, no tengo un hermano como tú.
Dicho esto, William abandonó el bar sin mirar atrás.
A Jasper no pareció importarle. Continuó bebiendo y disfrutando con los demás, como si la pérdida de un amigo no significara nada.
Al día siguiente, bajo un sol radiante, Jasper se dirigió a ver a Lyra, cargando los artículos de lujo que había comprado anteriormente.
La joven mantenía su actitud fría, pero con una mirada aún pura y brillante. Sus ojos, indiferentes, se posaron en Jasper, quien sostenía los regalos en una mano y un café humeante en la otra. Sin dudar, Lyra tomó el café caliente.
La bebida, aún caliente, calentó sus manos en esa fría mañana. Jasper se mostraba extremadamente atento.
— ¿Qué t