XXXIII. No confío en ese hombre
Punto de vista de Anastasia Wilde
Llegamos de la fiesta de disfraces a la mansión que estaba prácticamente desolada.
Era tarde y decidí dejar a James en la casa de mis padres.
Cuando me fui a bajar del auto, delante de las anchas escaleras que llevaban directo a mi casa, Andrew me cargó y no me resistí para nada, porque me duelen demasiado los pies, de andar tanto tiempo en estos tacones altos a morir.
Me recosté en su fuerte pecho y pasé mis brazos por su cuello.
Hundí mi nariz en su piel y aspiré su perfume, que tanto me reconfortaba y embriagaba.
Caminamos por la casa en penumbras, hasta mi habitación.
Andrew me puso suavemente en la esquina del colchón de la cama.
Lo vi como se levantó y prendió la mesita de noche.
Una cálida luz para nada molesta, inundó la habitación.
Por alguna razón estaba con expectativas y mi corazón latía apresuradamente en mi pecho.
Pero lo veo como me da la espalda y se aleja hasta la puerta.
Tengo que admitir que me sentí totalmente decepcionada.
Pero q