Marcus levantó sus largas piernas y le dio un puntapié a Mariana.
—¡No! ¡No duermas! Paga el dinero de una vez— instó.
—Eres un joven Sánchez, ¿te hace falta dinero para un boleto de avión? Solo comí la comida del avión que no te gusta, para que no desperdicies alimentos, ¡te estoy haciendo un favor