Guillermo emitió un par de sonidos incomprensibles, nadie sabía qué estaba diciendo.
Hilda, al ver a Ximena ayudando a don Guillermo a levantarse y a vestirse, se apresuró a intervenir.
—¡Señorita Castillo, esto no está bien! ¡La señora Soto se enfadará cuando regrese!
—Además, ya estás casada, ¿cóm