Gonzalo retrocedió un paso en silencio, evitando la mirada de Lisandro.
Desde niño, siempre se había mostrado sumiso ante él, incapaz de enfrentar su actitud desafiante. A pesar de los desplantes de Lisandro, Gonzalo nunca había osado replicar.
Lisandro, con tono autoritario, confrontó a Gonzalo:
—¿