—En el corazón de mi hijo, debo ser la peor madre del mundo. No pude darle una familia decente, un ambiente mejor, unos padres mejores.
Fabiola estaba agachada en el suelo, llorando desconsoladamente. Mariana y Sofía se acercaron para consolarla, pero cuanto más lo intentaban, más lloraba Fabiola.
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