—Eh… —Fabiola balbuceó, evitando la mirada—, eh... no entiendo de qué está hablando señorita Mendoza.
—¿Has tomado algo que no deberías? —Sofía entrecerró los ojos y preguntó con tono insinuante.
—¡Ay, —Fabiola se puso nerviosa y golpeó su pierna—, dejé un caldo de pollo en la estufa! Debo ir a revi