Despejándose la garganta, Horacio encontró el momento adecuado para hablar con Ximena. No dijo mucho, pero mencionó a Lluvia, una frase sencilla que revelaba mucho, como si pusiera una piedra pesada en el corazón de Ximena.
—Lisandro y Lluvia eran amigos de la infancia. Todos pensaron que terminaría