Ximena siempre odió ser una carga para los demás. Pero, ¿en qué se diferenciaba ella ahora de ser una carga para Lisandro y Mateo?
Lisandro, notando el silencio de Ximena, pensó que estaba enojada. Se sentó frente a ella, observándola. Tras un breve silencio, dijo:
—Carlos y Elena estuvieron ahí. —S