Regina nunca había sido golpeada en su vida. Levantó la mano para devolver el golpe, pero Diego, rápido y alerta, la detuvo.
—¡Jefa, jefa, no se rebaje! ¡Hablemos esto con calma!
—¡Ella me golpeó! ¿Qué derecho tiene de hacerlo? —La miraba furiosa a Ximena—. ¡Lo de un hombre y una mujer siempre es un