Ximena se quedó inmóvil por un largo tiempo, con las palabras de Lisandro dando vueltas en su cabeza.
—¿Acaso pudiste tenerla tú sola?
¿Qué quiso decir con eso? ¿Había descubierto algo? Se agachó y preguntó a Felicia.
—¿Qué te dijo el tío? ¿Qué hizo?
La pequeña inclinó su pequeña cabeza, sus grandes