Lisandro, sorprendido, preguntó: —¿Por qué lo dices?
—Vi a un niño en la estación de metro de Aurensia pidiendo limosna. Se parece muchísimo a Mateo, solo que este niño estaba muy flaco.
Estos días, Ximena no podía dejar de pensar en ese pequeño. No sabía si seguiría en la estación pidiendo.
Lisandr