Ximena se giró y vio a un hombre de elegante traje negro acercarse lentamente. Emitía un aura de distinción y sofisticación.
Se detuvo frente a ella, mirándola con una dulzura en sus ojos.
—Mi amor, siento la tardanza. Te he hecho esperar —le dijo.
Tras más de medio mes sin verse, él había adelgazad