Rebeca observó el certificado de autenticidad durante largo tiempo antes de poder entender los datos escritos en él.
En un arranque de rabia, lo rasgó en pedazos y se los arrojó a Ximena, gritó: —¡Estás mintiendo! ¡Esto no es real! ¡No trates de ensuciarme con tus mentiras!
—Ximena Castillo, nunca p