—Señorita Mendoza, ¿cómo puedes hablar así? Sin Andrés, ¿estarías ahora viva y sana? Y siendo franca, la sangre que fluye en tus venas es gracias a Andrés.
—¡Ayudaste a Ximena, pero no a nosotros! Ambos te salvaron la vida. No puedes favorecer a uno sobre el otro —Rebeca dijo con firmeza, como si el