María, al tener a la policía de su lado, ya no tenía miedo de nada y se sentó en el suelo lloriqueando: —¡No hay justicia! ¡Los Castillo quieren apoderarse de la casa que dejó la madre de mi yerno, y expulsaron a mi hija embarazada de siete meses de su hogar!
—¡Mi hija, con su gran barriga, no tenía a dónde ir y tuvo que volver a casa con su madre! ¡Y cuando el yerno viene a acompañar a mi hija, los Castillo vienen con violencia, exigiendo que mi yerno renuncie a la casa!
—¡La vida de mi hija