Rebeca, en lágrimas y sintiéndose injustamente tratada, replicó: —Mis padres me criaron con mucho esfuerzo, ¡no podía simplemente ver cómo se preocupaban por reunir el dote para el matrimonio de Toño!
Ximena no quería escuchar más peleas, y salió del Bazar.
Andrés la siguió: —¡Xime, lo siento! ¿Cómo está Lisandro? ¿Es grave?
Ximena pensó en cómo todo el brazo de Lisandro estaba herido, y deseó que Rebeca hubiera tenido que manejar ese coche destrozado.
—Heridas superficiales, han tenido que