* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * *
La veo en la habitación de nuestro hijo, estaba con él en sus brazos, mirándolo de la misma forma en la que yo solía hacerlo.
Le susurra algo que no puedo llegar a escuchar y, al final, le sonríe; y nuestro hijo a ella también.
—Eres tan hermoso, mi pequeño Maximiliano —musita al suspirar y juntar su bello rostro al de nuestro bebé—. Te amo con mi vida…, eres mi vida —señala; y en ese momento, decido acercarme.
—Y ustedes son la mía… —expreso mientras la abrazo por detrás y ella cierra sus ojos
—Maximiliano —pronuncia mi nombre; y yo aprovecho en dejar un suave beso en su cuello.
—Merlí…, mi Merlí —susurro; y ella sonríe.
Me había dado cuenta de que le gustaba que yo le dijera “mi Merlí”; y tenía que confesar que… a mí me gustaba decírselo.
—Te amo…, te amo a ti y… amo a nuestro hijo.
—Son mi vida, Merlí.
—Lo sé, lo sé, mi amor —pronuncia tímida; y yo sonrío.
—Parece que tuvieras miedo de llamarme así.
—No es miedo…
—¿Entonces?
—