* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *
—¿Qué es lo que acabas de decir?
—¡Lo que escuchaste! ¡¿O estás sordo?!
—¡DEJA DE GRITAR!
—¡DEJA DE HACERLO TÚ PRIMERO! ¡YA... YA… YA ESTOY CANSADA DE ESCUCHARTE! ¡AHORA TE TOCA ESCUCHARME TÚ A MÍ!
—¡¿DÓNDE CARAJOS HAS ESTADO TODOS ESTOS DÍAS?! ¡¿POR QUÉ ACABAS DE DECIR ESO?! ¡TE HE ESTADO BUSCANDO EN TODO LUGAR, HASTA POR DEBAJO DE LAS PIEDRAS!
—¡DEJA DE EXAGERAR Y YA... ay dios —susurra de pronto, al cerrar sus ojos y llevar una de sus manos hasta su frente
—¿Qué... qué pasa? —cuestiono preocupado al acercarme a ella
—Ni se te ocurra tocarme. No quiero que me pongas un solo dedo encima.
—Llamaré al médico.
—TÚ NO LLAMARÁS A NADIE..., estoy bien, solo muy colérica. ESTOY CANSADA —precisa al mirarme fijamente y recomponer su postura (al parecer. ya estaba bien).
—Yo también estoy cansado. Pero necesito saber de dónde sacaste lo que acabas de decir.
—Ese no es asunto tuyo, lo importante es que lo sé. Además, ¿qué te preocupa tanto? Y