En la vida he tenido que aprender muchas lecciones, casi todas a la mala. Pero supongo que esa es la mejor forma de aprender algo: nunca olvidas el dolor ni lo que viene con ello. Con eso no quiero decir que soy una masoquista, que me gusta sufrir porque me hace convertirme en mejor persona, no, con eso quiero decir que el sufrimiento es inevitable pero siempre podemos sacar provecho de algo, lo que sea.
Una de las cosas que he aprendido es que mentir no nos lleva a ningún sitio. Sí, seguro que una mentira piadosa nos puede sacar de un atolladero o una mentira muy gorda nos puede dejar una recompensa de nueve millones de dólares, pero en medio, donde las cosas no son blancas o negras, donde hay un espectro completo de grises, es preferible elegir la verdad. Y prefiero ser honesta con mi hija. Mia es una niña muy inteligente y hay cosas que ya debería comprender, a veces tratar de proteger a alguien es la peor forma de hacerle daño.
—Mia, tengo algo que decirte— Pronuncio cuando me si