A nadie pareció gustarle la broma de Igor, todos sabían de lo que podía ser capaz, pero Hanna intervino para matar la tensión.
-Ja ja ja. Suena más a algo sexual que a que me hará daño, ¿sabe?
-¡¿Sexual?!
Igor abrió sus ojos espantado.
-¡No, no quise decir eso!
Me refería a que me perteneces como un objeto.
-...
Todos levantaron la ceja incluida Hanna, esta última en desacuerdo.
-No. No cómo un objeto, no me refería a eso, me refería más a algo como un empleado o una...
-¿Rehén?
-¡Si eso!
Igor gritó y chasqueó el dedo indicando que Hanna había dado con el término correcto para lo que él intentaba decir e incluyó una explicación.
-Pero sólo es un decir, en realidad eres libre de irte cuando quieras princesa Hanna.
Se había puesto nervioso.
Se aclaró la garganta.
-Mmm...
En fin, yo me encargaré de eso, mis hombres y algunos infiltrados se harán cargo de ese asunto, no deben preocuparse por algo así.
-¿Infiltrados?
¡¿Infiltró a sus hombres entre los hombres de mi padre