-Así que díganme.
¿Quién de ustedes quiere proteger a su familia?
Imagino que todos, o tal vez ninguno, he oído que la gente que trabaja para Michael Adams no tiene corazón.
¿Alguien podría pasarme un teléfono, por favor?
Muchas gracias.
Tomé el teléfono y marqué uno de los números que habían sido registrados recientemente.
*
-¿Hola?
¿Quién habla?
Los hombres enmudecieron al escuchar la voz al otro lado del teléfono, era una mujer, concretamente la hija embarazada de uno de ellos.
-¿Hay alguien ahí?
Tapé la salida de audio del teléfono y pregunté:
-¿Le gustaría hablar con su hija, señor Carson?
-Se... Señorita...
-Ja ja ja.
¿Qué? ¿Va a suplicarme?
¿Me lo pedirá por favor?
¿Me rogará como yo lo hice?
Ja ja ja. Ahora entiendo por qué se reían de mi en el lago, es más divertido estar de este lado.
Sé que parezco una loca, pero esto era necesario, no podía dar la impresión de ser tonta, débil o de corazón de pollo.
-¿Entonces?
¿Qué piensan hacer?