-¿Qué clase de idea?
-Te lo diré cuando estemos ahí.
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Llegamos a la propiedad, era inmensa e imponente, digna de un mafioso, no era excéntrica en cuánto a los lujos, era amplia por dentro pero casi vacía, las columnas que sostenían cada uno de los techos de la propiedad tenían la apariencia de pilares griegos, todo el lugar era como el partenón, el piso era color blanco y no había nada más que eso, fuimos directo a una sala, en el interior habían veinte hombres, doce de ellos trabajaban para mí padre, los otros estaban encadenados al suelo, completamente desnudos.
-Te dije que no quería que...
-No me importa si están desnudos, no me podrían provocar más asco del que ya siento por ellos.
En verdad eran asquerosos, pero podía soportar ver sus cuerpos desnudos.
Cambié mi voz a una más seria y me aclaré la garganta.
-¿Recuerdan cuando les supliqué que me dejaran ir?
Les pedí por favor, les supliqué, les rogué por la vida de mi hermano, incluso les ofrecí dinero a cam