Ese sueño que tanto nos había asustado a ambos se estaba cumpliendo.

Aunque no quería morir, tampoco quería arriesgar a Azura o a mis demás compañeros, por eso dejé de correr, por eso y por él pánico, sin embargo, ahora que me encontraba con la cabeza sumergida bajo el agua helada de este lago, quería vivir, necesitaba hacerlo.

Peleaba desesperadamente por salir del agua, sentía como el hombre sumergía mi cabeza una y otra vez para ahogarme, mientras yo manoteaba intentando agarrarme de algo que me ayudara a impulsarme para salir del agua.

El agua estaba tan helada que me quemaba la piel, mis brazos estaban entumecidos y entonces sentí como mis fuerzas me abandonaban cuando otro par de manos comenzó a hundirme más.

Nunca imaginé que mi vida terminaría así, si tan sólo...

Si tan sólo pudiera verlo una vez más, le diría cuánto...

Le diría cuánto lo amo y que siempre, lo amaré...

Comencé a cerrar poco a poco mis ojos, el agua invadía mis ojos, mis oídos, mi nariz y mi boca y esos dos