Sofía succionó a ritmo pausado el miembro de Michael saboreando su semen, movía su boca hacia adelante y hacia atrás y acariciaba la entrepierna de su esposo, nunca lo había hecho, pero empezaba con cada experiencia a desear hacer más con él y el jamás se quejaba, de hecho sólo hacía más que gemir y decir su nombre una y otra vez.

-¡Sofía! ¡Mmm! ¡Mmm! ¡Sofía! ¡Mmm! ¡Uuuh! ¡So... Sofía! ¡Sofía para!

-¿Quieres que pare?

Preguntó la joven con la boca llena.

-¡No.. por Dios no pares! No me escuches sólo sigue así...

Y Sofía obedeció; lo lamió, lo chupó, lo mordisqueó un poco, lo succionó mucho, acarició sus testículos y los apretó con suavidad mientras bebía de él y él lo disfrutó como en cada ocasión y más que la anterior, siempre era así con Sofía, siempre disfrutaba más. Entonces Sofía se apartó y subió sobre él, tomó aire, se sentó en su abdomen y comenzó a mover sus caderas, sus glúteos rozaban el pene aún duro de su esposo, aún caliente, aún chorreando y Michael tomó sus caderas co