Sofía mordió sus labios ante las declaraciones de Michael, luego volvió a hincarse y volvió a meter el miembro de su esposo en su boca, succionó, acarició con su lengua, chupó, lamió, bebió y disfrutó de este como si fuera un gran banquete hasta que sintió que ya no podía permanecer un segundo más hincada, entonces se separó y sonrió.

-Espero que te haya gustado. Si te portas bien tendrás más de esto.

Michael sonrió con los ojos ardiendo en deseo, un deseo que ya no podía contener más, cerró la llave de la regadera y tomó a Sofía entre sus brazos y la cargó hasta llevarla a la cama, tomó una toalla y comenzó a secar el hermoso cuerpo de su esposa con delicadeza, primero su cabello, luego sus hombros, su suave espalda, sus preciosas piernas, sus muslos, su abdomen, subió con cuidado por sus pechos y los masajeó con la toalla haciendo círculos, luego acercó su boca y tomó uno de ellos, lo lamió una y otra vez, lo succionó, lo mordió con suavidad, después el otro, empujó a Sofía hasta re