Eliss lloraba desconsolada, sentía que su corazón se rompía en mil pedazos y la desesperación se apoderaba de ella. ¿Cómo había permitido que todo llegara a este punto? Todo era su culpa, si Nathan moría ella moriría con él, no podría vivir con la culpa.
Mientras tanto Michael estaba carcomido por la angustia, había revisado al menos treinta almacenes y no había rastro de Nathan en ninguno y su padre seguramente ya estaba cerca de llegar dónde se encontraba el abogado. ¿Por qué había sido tan estúpido al provocar a su padre? ¿Qué haría con Nathan? ¿Lo volvería a ver con vida? Era obvio que no llegaría a tiempo. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro, si Nathan moría no podría vivir con la culpa de saber que su amigo murió por culpa suya.
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El padre de Michael estaba a cinco minutos de llegar a una bodega en una propiedad suya al otro extremo de la ciudad, cerca de una playa que casi nadie visitaba. Seguramente quien buscara a Nathan lo buscaría cerca de los almacenes de la c