Michael salió de la cocina y se incorporó al grupo preguntando:
-¿Qué pasa? ¿Por qué tan callados?
Nadie respondió, sólo volvieron a sus actividades, Sofía por su parte entró en la casa y se dispuso a preparar un postre para el día siguiente con algunos ingredientes que había en el refrigerador intentando distraerse.
Michael se moría por estar con ella así que en lugar de ir a asar la carne junto a sus hermanos volvió a la casa y entró a la cocina, al ver a Sofía tan concentrada se acercó a ella sigilosamente por detrás y colocó sus manos en las caderas de su mujer, haciéndola saltar del susto y estremecerse por el contacto. Aprovechó y acercó su boca al oído de la joven y su susurró.
-¿Está todo bien? No quise asustarte.
Sofía asintió con la cabeza pero no pudo decir más. Sentía como el deseo la invadía, ¡ni siquiera la había acariciado!
Lentamente se acercó a ella pegando su cuerpo al suyo.
-Te deseo Sofía, lo lamento pero... No puedo evitarlo.
La lujuria se apoderó de Michael y con