Ya eran casi las once del día cuando los esposos despertaron, Sofía abrió primero los ojos y se quedó observando por un tiempo a su hermoso esposo dormir.
Su rostro era tan apuesto y su piel tan suave y delicada, no podía entender cómo ella había conseguido casarse con ese precioso hombre. ¿Cómo la había encontrado? ¿Qué había visto en ella que lo hizo atreverse a pagar 100 millones a Irina? Demasiadas dudas comenzaban a plantearse en su cabeza, pero no era el momento de esclarecerlas, estaba demasiado feliz para darle importancia a un asunto como ese, seguramente había una explicación lógica a sus preguntas, se decía.
Sintiendo que alguien lo miraba, Michael abrió los ojos, miró a la hermosa mujer que lo observaba y dijo:
-Buenos días princesa, ¿dormiste bien?
-Buenos días, amor. Dormí excelente. Y ¿tú?
-Contigo a mi lado no podría dormir mejor.
-...
-¿Quieres desayunar aquí arriba o deseas que bajemos?
-Hay que bajar. Quisiera saber cómo amaneció Nana y los demás empleados después d