Al día siguiente, Isabella despierta y ni él bebé y menos Cristián están en la habitación, ella se asusta por lo que sale corriendo de la habitación, al llegar a la sala de estar, Cristián está con el bebé dándole de comer.
—¿Cómo amaneces hija?— pregunta Victoria que toma su café a gusto
—yo... Bien, solo que me preocupe por el bebé— responde Isabella y Cristián la voltea a mirar
—buenos días mi amor— la saluda él y todos fijan su mirada en ella
—no, no me digas así, me voy a asear y vengo a desayunar.
Isabella se marcha, su corazón está acelerado gracias a Cristián Smith.
—el amor es mágico— susurra Andrea y se sienta al lado de Victoria para también tomarse su café
—por cierto cuñada, lamento la forma en que te he hablado, pero me siento contento de que mi hermano y tú estén juntos
—descuida Cristián, pero tú hermano y yo no tenemos nada— afirma ella
—no por mucho tiempo, más bien él es más paciente que yo, porque Nicolás te está dando su espacio, pero de aseguro esa paciencia s