Aixa colgó la llamada dejando a Leonardo con la intriga de no saber con quien es que ella y el pequeño Didier Leonardo saldrán de paseo el día de mañana. Ella sonrió y retomó el camino hasta la habitación de la señora, su supuesta madre.
- ¿Cómo está tu mamá, ya no le ha seguido doliendo la herida?
Preguntó Aixa a la joven Margaret, quien según sus sospechas debe de ser su hermana.
- No doctora, el dolor se le calmó y ahora está tranquilita dormida.
¿Usted sabe cuando nos dejarán ir a casa doctora?
- Sí, ya mañana se le dará de alta y podrán irse.
- Está bien doctora, gracias por estar pendiente de ella. Y créame que se ha ganado el cariño de mi mamá por su amabilidad.
- Es parte de mi trabajo Margaret, con todos los pacientes soy así.<