Para cuando llegamos al hospital, apenas y puedo escuchar algo, Nath definitivamente no toleraba dolor
- SOY UNA JODIDA PELIRROJA - me grita cuando lo comento, por suerte estábamos en un semáforo, pues la mujer me tomó por el cuello de la remera y tiró de mi hacia adelante con violencia - NO TOLERAMOS EL PUTO DOLOR
-está científicamente comprobado - añade Viktor, quien una vez en el auto se había dedicado a grabar todo.