Había pasado una semana feliz con Liam. En cada oportunidad que teníamos estábamos uno encima del otro.
No supe qué me pasó aquella noche, pero la sensación de alivio al ver esa casa destruida, y él diciéndome que me amaba, me hicieron ver las cosas con mayor claridad.
Hoy estábamos sentados en la mesa desayunando cuando Julia entró, estaba revisando el correo, mientras Liam y yo coqueteábamos bajo la mesa.
Aún extrañaba a mi mamá, había un vacío en mi corazón que nunca podría ser reemplazado, pero también había recibido un apoyo increíble durante todo el tiempo, eso hacía las cosas un poco más llevaderas, aunque pensara en ella todos los días.
Julia se acercó y me tendió un sobre azul pequeño.
—Parece que recibiste una carta, cariño. —Dijo.
La tomé agradecida y lo observé confundida, sin entender quién podría haberme enviado algo. No tenía remitente, ni siquiera una estampilla, solo mi nombre escrito en letras cursiva. Eso hizo que mi corazón latiera más rápido. Quien la hubiera mand