Laila escogió las telas que usaría Malak, pensó en un traje princesa, con brillos en el corpiño y el velo cubriría su rostro hasta la cintura sería una novia muy etérea. Tenía que conseguir que Malak tuviera un recuerdo inolvidable de ese momento y que Hanza tuviera una boda digna de su rango.
Rumiando pesares
Amed estaba que echaba chispas y Rania que ya se temía todo eso, lo escuchaba.
—Y me dijeron… Que la familia de la bastarda reconoció a Malak como parte de ella…
Suerte de algunas y de paso una boda en el desierto como antes se hacían, con odaliscas y comida, tiendas y… Rayos, con Amed solo tenía en esos momentos quejas.
—Dame una idea, Harbi.
—Busca un traje adecuado para la boda.
—¡No quiero que haya boda!
Qué podía decirle a su amante, únicamente lo primero que se le ocurrió.
—No sé Amed, has que la rapten en el desierto y la pierdan…
Amed la miró sorprendido y se