Cap. 29
—Sánchez, sácala y la llevas al comedor; no sin antes buscar que se asee su cuerpo. —Ordeno, dándole una última mirada a ella que estaba en su lugar sin emitir nada en sus ojos, que cada vez ponían inquieto al hombre.
—Enseguida señor. —gesticulo, pidiéndole con la mirada a la pelirroja que se pusiera de pie, cosa que así lo hizo.
Por lo tanto Alba camino con algo de nervios; por los pasillos que poco vio el día anterior estando cubierto sus ojos, era imposible de conocer en donde se encontraba hasta que giraron a otro pasillo con puerta bien pulidas y cuadros de pintores increíbles, cosa que ignoro para después de cinco minutos encontrarse afuera de una puerta, que al abrirla descubrió; que era un baño con una ducha al fondo y todo lo que pudiera necesitar para ella asearse.
—Úselo con prudencia y solo tendrá una hora no más, además el ama de llaves llegara, para entregarle las prendas que usara. —Informo, donde Alba asintió a cada palabra.
En el instante que Sánchez se da med