El nuevo vecino

Lea:

1 mes después…

Así que mañana ves de nuevo al hombre de tus sueños, ¿no es así Lea?

Si Ariana, ya deja de repetirlo.

Ariana trabaja conmigo en la librería y ha probado ser una gran amiga, puesto que en ocasiones me ha ayudado con Halia, además de que intercedió por mi cuando tuve mi incapacidad hace un mes, pues mi jefe casi me corre, argumentando que no tengo derecho ni de enfermarme.

Ohh vamos Lea, sé que te mueres por verlo.

Pues si lo quiero ver. Como cualquier mujer admiro a un hombre tan atractivo como el – como poder olvidar esos ojos verdes, su cabello cobrizo, su flamante sonrisa, su gran corazón.

Pero no podía pensar así. Alguien así debe tener novia, o quizás está casado. Nadie dejaría escapar un partido como ese.

Bueno Lea ya despierta tenemos mucho trabajo – menciono Ariana bajándome de mi nube.

El día fue pesado, pues hubo demasiada gente. Pero era bueno pues mis comisiones aumentaban y en verdad necesitaba el dinero.

Al salir del trabajo se me ocurrió que podría hacer algo para Micolash, y ya que la cocina se me da tan bien decidí hornear un pastel. Incluso si no lo encontráramos en el hospital, sabia que su padre debería de estar allí, después de todo es el jefe del área de urgencias.

Cuando entramos a mi edificio fue un poco difícil, ya que mi Halia se quedo dormida en el auto después de recogerla en la guardería y la llevaba cargando con su cabecita en mi hombro. Pero desde que entre al edificio escuche mucho ruido, al parecer el departamento de abajo del mío ya lo habían ocupado, pues era el único deshabitado. Al menos espero que sea alguien callado, ya que el ultimo inquilino ponía su música a todo volumen en las madrugadas y no nos dejaba dormir.

Cuando llegamos al curto piso escuche la voz de un hombre dirigiéndose a otro que cargaba un cuadro

¡Cuidado con eso! Es frágil… no sabe que, démelo, yo lo acomodare.

El hombre con el cuadro ahora en manos era intimidante. Era súper musculoso y con su cabello oscuro muy corto. Tenía pinta de guarura o luchador. Cuando me vio que subía hacia el siguiente piso, coloco el cuadro en el piso y me hablo

Ehh hola.

Hola, nuevo vecino ¿ehh?

Si creo que si. Mi nombre es Bernard – dijo estrechando una mano.

Hola, soy Lea – dije correspondiéndole el saludo.

Veo que tienes una pequeña.

Si su nombre es Halia. Ya la conocerás cuando despierte – desearía que despertara, ya pesa mucho. La acomode nuevamente y Bernard noto que ya me cansaba de cargarla

Bueno, veo que ya estas cansada. Supongo que te veré por aquí.

Si claro. Mmm bienvenido.

Muchas gracias. Adiós.

Vaya al menos era amable, agradable y era bien parecido. Parecía que mi alrededor se llenaba de hombres guapos. Primero Micolash y ahora mi vecino.

Cuando llegamos a casa, acomode a Halia en el sillón, pero no tardo mucho en despertarse. Comencé a calentar la cena y Halia saco algo de su mochila y se acerco diciendo

Mami mira – dijo dándome una hoja de papel con un dibujo de lo que aparentaba ser un doctor. Incluso ella dibujo su cabello de color anaranjado, tratando de simularlo como el tono cobrizo de Micolash.

Es muy bonito – le mencione.

Se lo quiero dar a Micolash.

Sabes que, te ayudare a escribir gracias en el y además le prepararemos un pastel para el y su padre.

¡Siii!

Pero eso será después de cenar. Anda ve a ver caricaturas.

Cenamos tranquilas. Le ayude a escribir gracias en su dibujo y después empecé a alistar los ingredientes para el pastel.

Mami yo quiero ayudar.

Está bien, ven – le permití ayudarme a meter al traste las cosas más sólidas. Sabía que si la dejaba poner la harina, tendría un desastre que limpiar. Terminamos de mezclar todo, lo vertí en el molde y lo horneé.

Después de hornearlo, le dije a Halia que me ayudara con el betún de chocolate y cuando me agarro desprevenida embarro su manita llena de betún en mi cara y soltó una carcajada

Mami tiene chocolate – dijo huyendo de mí.

Pagaras por eso princesa – la logre alcanzar y le embarre un poquito en su cachete y no paraba de reír.

Y entonces sonó el timbre.

Sin pensar fui y me asomé por la mirilla y vi que era Bernard. Tomé una servilleta para limpiarme la cara y abrí

Hola – menciono riendo.

¿Qué?

Tienes chocolate en tu nariz – dijo bastante divertido.

Ohh lo siento es que mi pequeño monstruo me hizo una travesura – dije limpiando mi nariz – se te ofrece algo.

Si, como tu sabrás los inconvenientes de la mudanza y me di cuenta que no tengo café, me podrías regalar un poco. Después te lo repongo.

Claro, pasa.

Se sentó en la sala, mientras preparaba el café y mi Halia apareció.

Hola – dijo tímidamente.

Hey, soy tu nuevo vecino. Soy Bernard.

Eres muy grande – menciono mi tan observadora hija.

Si, algo, ¿Qué te paso en tu brazo?

Me caí. ¡Pero mañana ya me lo quitan!

Que bien – le contesto aun un poco intimidado. Supuse que los niños lo ponían nervioso.

Halia ven, aun tienes chocolate – la limpie y me dirigí hacia Bernard.

Ten aquí tienes – dije dándole un vaso con el café.

Muchas gracias. Y dime ¿Qué tal es el edificio?

Muy tranquilo, en realidad el que vivía antes en tu departamento era el que traía problemas.

Muy bien. Bueno prometo reponerte el café – dijo poniéndose de pie – aun necesito acomodar muchas cosas.

Si claro. Despídete de Bernard princesa.

Adiós Ber.

Hasta luego Halia. Lea.

Adiós y suerte con todo.

Gracias – dijo bajando las escaleras.

Cuando se fue me dirigí a mi hija – Vamos Halia terminemos ese pastel, pero nada de chocolate ehh – solo se río y dijo – si mami.

El pastel había quedado excelente. Después de un rato acosté a Halia y me dedique a solo ver la televisión. Para mi suerte terminé viendo Grey´s Anatomy y viendo doctores tan atractivos, solo me recordó más que mañana vería a Micolash.

Ese pensamiento me hizo dormir muy bien esa noche.

A la mañana siguiente debíamos madrugar para ir al hospital antes de que empezará mi turno en la librería. Desayunamos rápido y nos encaminamos. La mas ansiosa era mi pequeña pues estaba realmente cansada del yeso y siempre argumentaba que le daba mucha comezón.

Cuando llegamos al hospital solo mencione que ya había hecho una cita para que le retiraran el yeso y un médico nos atendió de inmediato. Examino el brazo de mi hija y menciono que toda se encontraba muy bien.

Por fin hija tu bracito esta libre.

Si, pero duele.

Solo muévelo princesa, recuerda que estuvo encerradito mucho tiempo. Anda vamos a buscar al Dr. Hawkins – nos dirigimos cerca del área donde nos atendieron la primera vez y pude preguntar a una enfermera

Disculpe señorita, busco al Dr. Micolash Hawkins – mi Halia jalo de mi mano y grito

Allí esta mami… ¡Micolash! – y salió disparada hacia él.

Hola Halia – dijo cargándola - ¿Cómo estás? – vaya al menos si nos recordaba. Tenía temor de presentarme ante él y que me preguntara usted quien es.

¡Me quitaron mi yeso!

Si lo puedo ver – y se dirigió hacia a mi

Evanson ¿Cómo se encuentran? – dijo balanceando a Halia en un brazo y extendiendo su mano para saludarme. No podía creer que otra vez estaba en contacto con el. Es tan guapo y caballeroso.

Muy bien, pero por favor llámeme Lea.

Lea – repitió con su hermosa sonrisa. Nos quedamos viendo unos segundos y solo enrojecí y sabía que debía decirle por que lo buscábamos.

Ahh, ehh lo estábamos buscando para darle algo. Ven Halia – él la bajo de su brazo y ella se acercó hacia a mí y le susurre en el oído las instrucciones

Micolash, puedes cerrar tus ojitos y estirar tus brazos – su cara se lleno de confusión pero obedeció.

Puse la hoja sobre la caja y la coloqué sobre sus manos.

Ya puede abrirlos Dr. – le indique.

¿Qué es esto? – menciono extrañado.

¡Yo hice el dibujo y mami el pastel! – exclamo mi pequeña.

Pero qué bonito dibujo – dijo examinándolo a detalle – y este pastel luce delicioso.

Mami cocina muy rico.

Ya lo creo pequeña. Pero no debieron molestarse.

Nada de eso Dr. Hawkins. Estamos muy agradecidas y esperamos que pueda compartirlo con su padre y darle nuestros buenos deseos.

Por supuesto que sí. Pero dejemos las formalidades, llámame Micolash – mi corazón latía como loco cuando él me dijo eso.

Bueno Micolash ya no te quitaremos más tu tiempo. Y gracias otra vez – dije extendiendo mi mano. El la tomo y dijo – Cuídense mucho – de pronto se agacho y le dijo a Halia – cuida mucho a tu mami princesa, espero volver a verlas otro día – mi pequeña se acercó y lo abrazo – gracias – menciono ella casi audiblemente.

Adiós Micolash – mencione con dolor, ya que sabía que sería difícil verlo una vez más.

Hasta pronto Lea – me sonrío, se dio la vuelta y desapareció por el pasillo.

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