Narra Dalia
—¿Cómo que tu consentida? ¿Qué hay de mí? —Estoy molesta y confundida al mismo tiempo.
—Se supone que tu madre te debió llevar y no a mi Mariana, a ella la quería mucho. —Lo que me faltaba.
—¿Y yo dónde quedo? —Me mira con repulsión
—Nosotros sólo queríamos una hija, y estábamos felices cuando nos dijeron que tendríamos una bebé, ya que al parecer la otra bebé no salía en la ecografía, hasta que llegó la hora del parto y ahí nos dimos cuenta de que eran gemelas, sin embargo, Mariana destacaba más que tú, estaba regordetita y hermosa, en cambio tú, delgada y enfermiza siempre debíamos de cuidarte y desatendíamos a u hermana. —No puedo creer lo que me está diciendo. En verdad que no.
—Hasta el día que nos divorciamos, ella se la llevó lejos de mí y dejándote conmigo. —Ahora entiendo el por qué no me ponía mucha atención y se casó con está idiota para “cuidarme”. A parte de que ella le lavaba el cerebro en mi contra.
—Ahora dime, ¿Dónde vive ella? —Y fue por eso a lo que vine