Tras esa peculiar conversación, los siguientes días pasaron rápidos y tranquilos, hasta llegar al viernes donde Ángelo ya tenía a varios hombres listos para vigilar a Stefanie y Jin por cualquier cosa e igual Luciano los cuidaría a una distancia segura.
- Papi, papi – hablaba emocionado el pequeño al sentir que el auto se detuvo.
- Te portas bien Jin, nos vemos en un ratito - decía el pelinegro al ver que llegaron a la escuela y besaba la mejilla de su pequeño.
- Vamos Jin – le llamo la pelinegra, mientras bajaba de la limosina. Jin sonrió y tras darle un beso en la mejilla a su papa corrió a tomar la mano de ella para bajar del auto y despedirse.
- Diviértanse y te portas bien hijo – se despidió Ángelo con una gran sonrisa, la cual al ver que este le daba la espalda se esfumo y adopto un semblante serio a la vez que su celular sonaba y lo contestaba enseguida – estoy en posición - se escuchó que le decían.
- Sabes lo que te estoy encargando y lo que te pasara si fallas – dijo ser