Capítulo 40.
En ese momento el ambiente estaba tenso y turbio, Nadir lo sabía pero no sedería sin antes conseguir lo que había querido al venir aquí.
— Solo escúchame Beca— dice el alfa con la respiración agitada, el corazón latiendo sobremanera y con el rostro en dirección del suelo— solo mira lo que tengo que entregarte, por favor, después… después si ya no quieres verme, si después si quieres que me vaya, lo haré, pero te juro por la Diosa Luna que necesito que lo veas… Que necesitas verlo.
Esa última frase hace que Beca se llene de curiosidad.
— ¿Yo lo necesito?- De forma inconsciente da un paso en dirección del pequeño costalito.
Nadir solo asiente aun sin levantar la mirada del suelo.
Y sin pensarlo dos veces, Beca se acerca hacia el pequeño costal de cuero que está en un tono café y lo abre, una cosa diminuta cae sobre la palma de su mano.
Frente a ella se encuentra un anillo con una pequeña roca mineral en el centro y muchos pequeños brillantes a su alrededor.
— ¿Qué es esto?— cuestion