MI SALVACIÓN - SARAH CORÍN +18
MI SALVACIÓN - SARAH CORÍN +18
Por: Sarah Corín
1. ESCAPE A LA FELICIDAD

Austin

¿Qué tal lector? Mi nombre es Austin Smith y quiero compartir contigo una historia que no es específicamente centrada en romance… lamento decepcionarte. Si, el amor reina en mi vacío ser, pero antes de que eso sucediera tuve que vivir y soportar cosas realmente duras hasta llegar al punto en el que estoy. Perdidamente enamorado. Podría fácilmente decir qué Maddison es mi vida en pleno, me atrevería a afirmar que es mucho más que eso, si… es extraño como pasas de no creer en el amor a estar locamente enamorado, pero solo sucedió. Como todo en esta vida parte del proceso de vivir se basa en caer, levantarte, avanzar y todas esas tonterías que nos decían de pequeños. Y todo esto es cierto, la real determinación es tener la disposición de levantarte y seguir, esa es la parte realmente ruda… dicen que pasar por cosas duras es la parte difícil de afrontar, pero la verdad es que seguir adelante cuando el dolor carcome tu alma es mucho más complicado, pero como dije antes… sé que tú como yo, conocerás a alguien que entenderá tu historia y te protegerá.

Y bien… ¿te unes conmigo a esta aventura, llena de emociones, errores, valentía, audacia y sobre todo, amor?

Comencemos desde el inicio.

Tuve una infancia de m****a, mi padre era un drogadicto que solía golpearnos a mi madre y a mi cada día, tuve que ver como él una y otra vez abusaba de mi madre verbal y físicamente sin la oportunidad de hacer algo para detenerlo, les juro que lo odiaba.

Tenía 6 años la primera vez que mi padre me golpeo… me rompió dos costillas, fracturo mi nariz y mi pierna derecha, estuve a nada de irme de este mundo cuando ese hijo de puta me golpeo tan fuerte que fue capaz de causarme una embolia debido a una gran fractura, tenía 9 años y me había ganado la paliza por derramar su cerveza en la alfombra, me envió al hospital casi agonizando. Lector, no quiero que odies a mi madre, ella ha intentado ir con la policía pero de nada sirve... Dustin Smith es un hombre con poder en esta ciudad, aunque nos cueste aceptarlo, es importante, en ese momento no sabía con certeza por que las personas le infringían respeto, para mí es y siempre será un alcohólico de m****a sin la capacidad de hacer algo bueno ni aunque de eso dependiera su mísera existencia, lo cierto es que se trataba de algo mucho más grande lo que pudieras imaginar.

Recuerdo perfectamente ese día...

 — Ven aquí maldito engendro, eres un idiota.

— Papá, lo siento… yo no quise… yo no quise hacer… — un golpe seco recibió mi pequeña mandíbula antes de poder terminar de formular mis disculpas, seguido de otro, otro y otro…

— Así aprenderás a no ser un idiota, bueno para nada.

Mama llego en ese instante, mi cara ya estaba totalmente enrojecida debido a los golpes, me había pegado antes, pero hoy sí que había despertado toda su furia, porque sentía que en cualquier momento  moriría a manos de mi propio padre.

— Dustin por favor… ya basta. VAS A MATARLO, SUELTALO. HAZLO CONMIGO, PERO NO A ÉL… POR FAVOR, SOLO ES UN NIÑO.

— Tú cállate maldita puta.

Mi padre soltó mi cuello y me arrojo al piso, me sentía mareado, gotas de sangre caían frente a mí, manchaban mi ropa, mis zapatos… se dirigió a mama y tuve miedo, no quería que la lastimara. Vi como la golpeaba  con la parte trasera de su mano, tirando a mama al suelo despavorida, cuando iba a por el segundo golpe, me levante como pude y corrí en su dirección para detenerlo, comencé a golpear su pierna con mis puños, pero fue inútil… me tomo por el cuello de mi camiseta y me arrojo con tanta fuerza que golpee mi cabeza con un objeto, no se identificar de que se trataba, pero fue tan fuerte que quede inmóvil, escuchaba el llanto y los gritos de mama que se hicieron menos audibles con los segundos, de pronto… oscuridad.

Horas más tarde…

Desperté en una cama extraña, tenía frio y solo podía ver un montón de luces apuntándome, me dolía toda la cara y mi cabeza, era horrible, todo me daba vueltas y no lograba ver con suma claridad.

— Mamá

— Estoy aquí mi bebe, estarás bien.

Se lo que piensas lector, suena drástico, pero para mi madre y para mí fue un antes y un después en nuestras vidas, ya que decidimos largarnos de ese infierno e irnos a EE.UU para hacer una nueva vida lejos de todos los malos recuerdos que nos ocasionaba este lugar.

No fue nada sencillo... esta parte de la historia no es del todo feliz, es trágica, llena de errores, estupidez y mucha pero mucha paciencia.

Llegar a ese lugar siendo provenientes de un pequeño pueblo de Canadá no fue fácil, no teníamos dinero, estabilidad o un lugar hacía donde ir, pero algo si teníamos, la disposición de huir de este infierno y haríamos lo necesario para sobrevivir pero con paz, mi madre merecía paz.

Siempre pensé que ella merecía mucho más de lo que tenía, un mejor esposo, un mejor hogar, una mejor familia, un mejor hijo, y sin duda alguna, ella merecía una mejor vida... admiraba mucho su capacidad de ver la vida desde una perspectiva mucho más positiva, aun habiendo vivido todo lo que vivió, habiendo sufrido dolor y reproches, ella seguía con su cabeza en alto, su ancha sonrisa qué iluminaba hasta el más oscuro lugar y sus ganas de vivir, no sé de dónde rayos sacaba tantas fuerzas, pero siempre se mantenía en pie, ella era mi más grande ejemplo a seguir, me decía a mí mismo qué no la merecía, pero la vida me había dotado con un ser humano grandioso cómo madre, fue todo lo qué mi padre nunca llegó a ser, amor puro.

Me encontraba postrado en una pequeña camilla de un hospital, soportando el dolor qué recorría mi pequeño cuerpo llenó de golpes, miraba mis manos y podía ver las pequeñas cicatrices causadas por mi padre, no podía entender por qué no nos quería, en incontables oportunidades me decía a mí mismo ¿qué había de malo en mí? Hacia todo para complacerlo, pero siempre terminaba ganándome una fuerte paliza, quisiera decir qué no era capaz de adaptarme, pero no es cierto... cuándo vives abusó muchas veces, parte de ti lo acepta y vive con eso, aprendes a vivir con dolor, quizás querido lector pensarías qué estoy loco, pero la verdad es que para mí vivir era lo importante, aún si quisiera rendirme, no podía hacerlo, mamá me necesitaba, pienso qué recibir los golpes de mi padre era bueno, por qué los recibía por ella y no le hacía daño mientras me tenía a mí, eso era suficiente.

Soportaría lo qué sea por ella.

Sacándome de mis pensamientos, mamá acaricio mi golpeada mejilla dándome una punzada de dolor debido a su tacto, pero este no dejaba de ser dulce y entre lágrimas dijo.

— Mi pequeño Audi, nos iremos de aquí, seguiremos luchando y daré todo de mí para que puedas gozar de una vida de privilegios, de un hogar lleno de amor y paz, por qué es lo que un niño sano necesita.

Amaba a mi madre.

— Te amo mamá.

— Y yo a ti mi pequeño.

— ¿lo prometes mamá?

Levante mi meñique en su dirección. Ella me sonrió con complicidad.

— Lo prometo.

Me dio un fuerte abrazo cargado de amor, de esos que son capaces de unir hasta la pieza más rota de nuestro ser.

Rápidamente me sacó del hospital con cuidado de que nadie pudiera vernos, como dije antes, mi padre tenía a todas las personas de este cutre lugar en sus manos, si ellos notaban nuestra ausencia, avisarían a mi padre y todo sería... horrible, por ello debíamos ser cuidadosos, pudimos salir de ahí, corrimos todo lo que pudimos hasta ocultarnos en un pequeño lugar, unos minutos más tarde, seguimos nuestro camino hasta llegar a nuestra casa y fuimos a por las maletas y nuestra ropa con suma rapidez, mi padre no estuvo con nosotros en el hospital, y para nuestra suerte no se encontraba en casa, había dicho a mi madre que no llegaría hasta después de la media noche, ese momento, precisamente ese era nuestro escapé, nos movimos rápidamente y salimos de ese lugar, de momento sentí tranquilidad, mire a mi madre y ella me dedicó una mirada de esperanza, ya no lloraba, se le veía ¿tranquila? No sé muy bien como describir su mirada, sólo sabía que me causaba la fuerza suficiente para seguir adelante y mantener esa mirada de paz en sus ojos.

Y así emprendimos este largo viajé, nuestro padre nunca nos dio la estabilidad prudente para poder obtener la documentación necesaria y poder salir del país de la manera más sencilla, nos vimos obligados a pasar penurias, yendo de aquí allá como unos forasteros, en ocasiones estuvimos en algunos trenes, mama pedía ayuda a los autos que transitaban la zona, en una ocasión vimos a uno de los tantos "socios" de mi padre en su auto, experimente un miedo horrible, pero como todo hasta ahora, pasamos desapercibido, aun seguíamos en este largo camino, conocimos a muchas personas que nos ofrecieron su ayuda, todo me parecía agotador y bastante frustrante, pero lo impresionante es qué mamá no dejaba de sonreír aun cuando estábamos en un lugar que pues... no sé dónde estaba, me parecía ¿la nada? No era importante, mamá estaba feliz y eso es suficiente; después de unos días largos, llenos de cansancio, angustia y bastante temor, finalmente habíamos llegado, la ciudad qué había escuchado hablar a mi madre en incontables veces con las madres de mis amigos "New York" este era su sueño y yo estaba con ella, seríamos finalmente felices.

Sarah Corín

Vaya, un capitulo un poco emotivo, se que es difícil aceptar este pequeño tramo de la historia, pero esto tiene mucho más que mostrar y espero que aun desees seguir experimentando los sentimientos que estos capítulos les instan a sentir. Gracias por seguir leyendo y por apreciar mi trabajo.

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