El sol atravesó la gran ventana de cristal, los primeros rayos del sol se posaron en el hermoso rostro de la mujer que aun dormía plácidamente, sus parpados comenzaron a moverse, la luz le incomodaba, sus largas pestañas se separaron y ella abrió los ojos, miró al rededor reconociendo en que lugar se encontraba, lo único que ella reconocía en esa habitación era al hombre acostado junto a ella
Con una de sus manos comenzó a jugar con las largas pestañas del hombre, se preguntaba como era que él poseía unas pestañas y cejas más hermosas que las de ella, no podía negar el hecho de que él era el único que se preocupaba por ella y tal vez él único que la buscaría si llegará a desaparecer, un fuerte alivio broto de su corazón, jamás imaginó que podría estar en peligro, así que estar junto a él le daba una sensación de seguridad
Con los movimientos de la mano de Keira sobre sus ojos y cejas el hombre se despertó, se veía cansado y ojeroso, su cabello alborotado caía