Al día siguiente Rafael se levantó temprano, era día de exámenes con los chicos. Estaban los tres en el despacho sentados alrededor del escritorio con algunas hojas, lápices y colores que utilizarían.
“¿Listos?” Rafael preguntó con un cronometro en la mano, listo para activar.
Los chicos asintieron y se prepararon para contestar cada uno sus hojas.
“¡Ahora!”.
Los exámenes eran de todas las materias, Renzo era bueno en Español, ciencias entre otros por su parte David era muy bueno y rápido en matemáticas y razonamiento, ambos era niños excelentes.
Rafael anotaba los tiempos de cada uno en sus hojas, al terminar cada uno tenía que construir una réplica de algún edificio o lugar famosos del mundo desde la Torre Eiffel hasta una pirámide de Egipto tenían un tiempo determinado que con después de semanas ellos eran más rápidos y creaban estrategias para formarlo de manera adecuada, al final Rafael les extraía sangre a los pequeños pero esto lo hacía