CAPITULO 28: UN CAMBIO RADICAL.
CAPITULO 28: UN CAMBIO RADICAL.
Cuando Liana llegó a su habitación, se quedó frente al espejo, observando su reflejo con detenimiento. Las palabras de la mujer en el estudio resonaban en su mente:
«¿Esa simplona? ¿Ella no puede darle lo que usted necesita?»
Sus manos se apretaron en puños mientras miraba su ropa, sencilla y sin gracia. De hecho, la mujer tenía razón. El único vestido atractivo que poseía era el que Artem le había regalado la noche anterior; los demás eran los mismos vestidos aburridos que había usado en el convento.
Un pensamiento se instaló en su cabeza, y lo murmuró en voz baja:
—¿Es por eso, que me ignoras? ¿Porque no soy atractiva?
Y en lugar de dejarse llevar por la tristeza, sonrió con determinación.
—Bien, eso tiene solución —dijo, decidida—. Es hora de un cambio radical.
Tomó su teléfono del tocador y marcó un número. La llamada se conectó casi al instante.
—Hola, ¿cómo amaneces? —saludó Tatiana al otro lado de la línea.
Pero Liana fue directa al grano.
—¿Pue