Mundo ficciónIniciar sesiónLlegué al hotel y ahí estaban, como había advertido Robin: los reporteros. Parecían pirañas en busca de sangre, pero lo que más me preocupó fue que uno de ellos estaba lo suficientemente armado como para cargar un trípode que parecía el bastón de mando del rey Arturo.
Tomé un respiro profundo y avancé, sintiendo que había entrado en una película de acción. Un chico vino corriendo a mi encuentro.—Buenos días —lo saludé con una sonrisa mientras le entregaba la llave del auto—. Por favor, llévalo al lado de donde está el de Robin.—Sí, señora —contestó sin dejar de mirarme con admiración.Podía escuchar las preguntas de los periodistas desde lejos: ¿Es cierto que usted y Robin tienen una relación? ¿Qué opina de las críticas por la






