Mundo ficciónIniciar sesiónRobin suspira, llevándose una mano al cabello. Es ese tipo de suspiro largo, cansado, como si estuviera utilizando toda su paciencia acumulada conmigo.
—Porque todavía no se había terminado —contesta Robin, muy serio—. Estaba esperando la llamada de mis abogados hoy, para que fuéramos los dos a analizarlo juntos. —¡No me mientas, Robin! ¡Odio que lo hagan! —vocifero sin poder contenerme. —¡No te miento, Ema! ¡Nunca lo haría! —dice enseguida, tomando mis manos y sosteniéndolas con fuerza—. ¿Qué quieres saber? —¡Todo! ¡Todo lo relacionado con el proceso! —exijo con vehemencia. Robin se gira hacia mí, con mis manos en las suyas, como si estuviera tratando de decidir entre gritarme o besarme. O quizás, si se entusiasma mucho, las dos cosas a la vez. &md






