Veo cómo Joe levanta los hombros mientras niega con la cabeza, alejándose y protestando por el cuadro. Río, agachando un poco la cabeza mientras organizo unos papeles sobre la mesa. Con Joe, todo tiene una manera curiosa de volverse una comedia teatral, incluso los momentos serios.

—Deberías escribir un guión de novela, Joe —le digo, intentando concentrarme en el desastre de mi escritorio—. Algo como: "El drama de Robin y un Joe despreocupado escondiéndose de su celoso novio."

—Deja a mi papichuli tranquilo. El gran drama aquí eres tú, Ema, no yo —responde rápidamente, contoneándose hacia mí—. Sí, tú. Una mujer atrapada entre un cuadro extraño y una vida en soledad.

—Joe, tienes razón —suspiro, fingiendo un tono dramático mientras niego con la cabeza—. ¿Dónde quedó mi vida tranquila y