30. SUEÑO O REALIDAD
Después de una hora de baile ininterrumpido, volvemos al bar por más bebidas. Serrí expresa su deseo de salir a fumar. Aunque no fumo, decido acompañarla. El espacio exterior es precioso, con una vista impresionante de unas fuentes. Riendo como dos tontas, ya con el alcohol circulando en nuestro sistema, somos abordadas por dos hombres atractivos.
—Buenas noches, chicas —comienzan a decir en lo que se acercan—, nos preguntábamos si les gustaría acompañarnos a una discoteca latina.
—Buenas noches, ¿a cuál discoteca? —pregunta Serrí.
—Nos han recomendado La Jolla —contesta enseguida el que habló. —Nos cuentan que tiene una excelente pista y ponen muy buena música latina.
—¡Qué coincidencia! Nosotras también estábamos pensando en irnos. Ya nos hemos cansado de la música pop.
—Entonces, ¿qué dicen?
—No sé, quizás más tarde —responde Serrí.
—No tengan miedo, chicas —responden ellos mostrando sus identificaciones—. Nos estamos hospedando en este hotel. Pero nos encanta el baile latino. Yo